Ya ha pasado un año desde que nos confinaron cuando se declaró el estado de alarma el 14 de marzo de 2020 por el covid-19. ¿Qué ha cambiado en nuestro sector desde ese día?

Por lo que yo he podido notar, varias cosas:

• Los primeros meses de confinamiento se paró mucho la actividad inmobiliaria, había mucho miedo a moverse y contagiarse. Algo parecido ocurrió con la construcción.
• Cuando se fue saliendo del confinamiento se fue reanudando la actividad a unos niveles insospechados. Allí donde se preveía una crisis, surgieron grandes oportunidades.
• Aumentó el número de tasaciones hipotecarias: muchas personas decidieron cambiar de vivienda tras haber pasado meses encerrados en la suya. Las opciones elegidas eran, obviamente, viviendas con terraza, jardín o en las afueras o pueblos.
• Por este mismo motivo, al haber más operaciones de compraventa, también se realizaban más certificados de eficiencia energética de las viviendas.
• Aumentó el número de reformas en las viviendas existentes: el tipo de vida ha cambiado, y al pasar más tiempo en casa, muchos han decidido hacerla más confortable, o adaptarla a las nuevas necesidades, como por ejemplo el teletrabajo.
• Aumentó el número de proyectos de reforma de locales comerciales: muchas personas se quedaron sin trabajo por la crisis producida por la pandemia, por lo que decidieron emprender, abriendo sus propios negocios.
• Aumentó (por desgracia) el número de tasaciones enfocadas a repartir herencias, dado el alto número de fallecimientos que se han producido en el último año.
• El tipo de obra nueva que se construye está enfocado a viviendas mucho más saludables, sostenibles y ecológicas que las que tradicionalmente se venían construyendo.

Por lo general se podría decir que este último año, no ha sido tan malo para nuestro sector como se podía prever en un principio. Ya veremos qué nos depara el futuro…